Durante 6 millones de años se ha ido modelando esa garganta por la acción de las rápidas aguas del río Colorado. Lo que más impresiona (aparte de su colosal tamaño) nada más llegar a su borde es es juego de colores variantes según el momento del día. Situado en un mismo punto la imagen del cañón varia con el paso de las horas.
Declarado Patrimonio de la Humanidad, el Parque Nacional tiene dos extremos distintos: el South Rim y el North Rim. El más conocido es el South Rim, al que acuden el 90 % de los visitantes.
En el South Rim hay dos puntos claves desde donde observar en toda su plenitud las distintas visiones del Cañon.
Yavapai Point, a 8 km. al norte de la entrada del parque, junto a un tramo de una de las rutas que pueden recorrerse (Rim Trail).
Evidentemente el North Rim, al recibir sólo el 10% de los visitante y por ser menos accesible que el South Rim, resulta un lugar mucho más tranquilo y el visitante se siente más integrado en la naturaleza.
Altamente recomendable es realizar alguna de las muchas excursiones que hay para bajar a distintos niveles del Cañón. Las excursiones en mula deben reservarse con casi un año de antelación.